Intergalactix: against isolation/contra el aislamiento and Estación Intergalactix Station presents
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Taller Cartografía de nosotrxs
Genealogía de colaboraciones: archivo, mapas, reciprocidades
por Helena Braunštajn
“Pero, sí se produce una ternura, una ternura que une la ultratumba con la tumba, que une al superviviente que soy con mis antepasados.”- Julia Kristeva
Este texto es un intento de hacer un mapa que refleje los caminos, las vivencias, las colaboraciones, las prácticas artísticas y sus respectivas migraciones; también de exorcizar los vestigios de las memorias corrosivas, y al mismo tiempo, de congregar maestros, amigas, ancestros. Todo(s) junto(s), porque desde hace mucho me queda claro que no hay una división nítida entre la vida privada y la pública (es una separación conveniente de propiedades, propiciada por el sistema capitalista). El ámbito personal, con sus aristas subjetivas e íntimas, está entrecruzado por las rutas profesionales, siempre tan accidentales como es azarosa la vida. Puesto que apenas vislumbro el origen y el destino de las cosas, estoy jugando con la aproximación genealógica tal como la entendió Foucault: “Detrás de las cosas hay “otra cosa bien distinta”: no su secreto esencial y sin fecha, sino el secreto de que no tienen esencia, o que su esencia fue construida pieza a pieza a partir de figuras extrañas a ellas.”1 Por tanto, en este intento de indagación genealógica no hay una línea ordenada de acontecimientos, sólo una interacción entre los escenarios y las formas mediante las cuales he podido representar algunas experiencias humanas; desenmarañar la co-laboración en la cual han participado múltiples esferas de la vida, propia y ajena (otra distinción incierta).
Mi metodología: les he pedido a algunxs colaboradorxs afectivxs y profesionales, reales, apócrifxs o imaginarixs que me regalen unas pistas o huellas que guardan de nuestras interacciones. Estos restos materiales (fotos, frases, párrafos, audios o lo que ha brotado a la superficie de su memoria) conforman un archivo del cual pueden surgir mil mapas posibles; uno de ellos es el que aquí estoy trazando con la escritura. Entre caminos y conexiones (notas a pie de página, fragmentos, citas, links) se forman figuras genealógicas, no precisamente un árbol, sino algo parecido a un entramado geométrico que he encontrado en alguna parte. Tal vez una “cuadratura del círculo”, obsesiva e imposible.
Los pies de página son las fichas del archivo, mientras el cuerpo del texto se conforma de las asociaciones surgidas entre las pistas y las anécdotas autobiográficas (no siempre corresponde la colaboración con la asociación, la/el colaboradora con la reflexión; todo está mezclado, azarosamente conectado), donde la biografía, parafraseando a Danilo Kiš, es como un cenotafio: una tumba vacía.
1 Foucault Michelle. Nietzsche, la genealogía, la historia. Pre-textos, Valencia, 1992. p. 18.
# “Jugar a ciegas” Pista de Miguel Ángel Nava 2
En algún momento, a seis manos, Aguazal Producciones escribimos: “(…) preferimos ubicarnos en un marco conceptual propio: nuevas dependencias, contaminaciones interdisciplinarias, datos blandos y diversas afectaciones creativas.
Trabajamos en el contexto comunitario, donde el concepto “empatía” ya viene implícito, es lo que cohesiona la comunidad, es su elemento constitutivo. La empatía no es una cuestión pre-establecida, ni una promesa católico-cristiana de salvación, tampoco una cuota institucional, mucho menos una política pública. La empatía es una tarea y responsabilidad colectiva, en la cual el individuo no se educa para competir, sino para cooperar, es decir, colaborar. En consecuencia, nuestro modo de estar en el mundo no se relaciona con las retóricas ni las simulaciones individualistas. En Aguazal Producciones construimos experiencias cuerpo a cuerpo, nos empapamos y nos dejamos afectar por la realidad con todas sus contingencias y desechos (…)
Procuramos que las ideas, las acciones, las disciplinas y sus metodologías manifiesten sus permeabilidades y se contaminen mutuamente. Producimos el arte contemporáneo comunitario; pensamos desde múltiples ángulos; actuamos a partir y con la diferencia, incorporando los obstáculos como una de las energías creativas más importantes. (…) experimentar el proceso creativo en colectividad.
Actualmente trabajamos con (…) las pluri/transcapacidades, como proponemos llamarlas, pues nombrarlas “discapacidades” sería negar su importancia ontológica y epistemológica dentro del mundo que cohabitamos. Nos distanciamos de la retórica de inclusión e integración, porque sabemos que todxs contamos con esquemas de percepción diferentes y entendemos que las personas con estas capacidades son quienes nos incluyen a su mundo y nos enseñan a experimentarlo con otras sensibilidades, intuiciones y potencialidades, que pueden transformar nuestras relaciones individuales, colectivas y materiales.
Por ejemplo, en 2017 llevamos a cabo A ciegas, caminero sonoro, con la Emisora Nacional para Ciegos (ENC Radio), Foro Mutante – CCEMX- Casa Vecina. En estos recorridos sonoros por las calles del Centro Histórico, lxs participantes, con sus ojos vendados, fueron guiados por personas ciegas. (…) El objetivo fue intercambiar percepciones y ponernos en los zapatos de otrxs. Un ejercicio de confianza, entrega y compromiso, importantes puntos frágiles de la sociedad en que vivimos, la materia prima en la construcción de nuevas dependencias; y la confianza en unx otrx que tiene capacidades distintas a las nuestras, en un mundo regido por el aparato del poder normocorporal.”
2 La primera vez que me dejé guiar con los ojos vendados por las calles y los interiores de edificios fue con Miguel Ángel Nava y sus amigxs de la Escuela Nacional para ciegxs. En Planos corporales la indagación a ciegas fue por los espacios arquitectónicos y nuestros cuerpos; en Detonación no-vista, el acento fue sobre los olores y texturas de la pieza “Mina” de Jerónimo Hagerman; mientras en El rosario deshojado realizamos una radio-novela escrita por Miguel e interpretada por las personas ciegas, débiles visuales y normovisuales; la historia radiofónica giraba sutilmente alrededor de la pregunta: ¿qué es normal, qué anormal y qué paranormal? Con Miguel he aprendido a ver el mundo con mi cuerpo entero.
# “Crear un paisaje juntos” Pista de Jerónimo Hagerman 3
Entiendo que las prácticas artísticas contemporáneas son actos creativos de resistencia. Traspasar las fronteras que delimitan el ámbito estricto del arte y sumergirse en los contextos políticos y comunitarios en el cruce de tiempos ancestrales y actuales; migrar y contaminarse con el “no-arte” e inmiscuirse en las luchas locales; impregnarse de saberes y técnicas, de la vida de otras especies; descubrir y practicar las ciencias “apócrifas” que han sido desplazadas por el conocimiento instaurado por el poder patriarcal; hacer “brujería” trazando circuitos de recibir para compartir con la naturaleza; marcar pausas para el reloj de la hiper-productividad y las velocidades vertiginosas neoliberales; no llevar todas las obras al interior de los museos, ferias de arte y galerías y crear nuevos paisajes juntxs al aire libre; hacer jardines itinerantes comunitarios; cantar en lenguas autóctonas, expresarse en otras lenguas, escuchar grillos, ballenas, resonancias secretas de la tierra, nuestros vientres maternos olvidados; y la muerte, escucharla también desde otros espacios públicos de los cielos (donde circulan los ovnis de Marcelo Balzaretti); dejar de practicar el extractivismo cultural y hacer una nueva cultura de interdependencia (alguien tiene lo que a ti te falta, te lo dará; y viceversa) y proliferación de géneros, razas, etnias y sus perspectivas polifónicas. Descentrar el “yo” como el único punto de gravedad y hacer que emerja un nuevo, diverso y potente “nosotros”.
3 “Aquí y ahora. Jardín radial” fue un proyecto itinerante de arte público en el cual colaboré con Jerónimo Hagerman. Gracias a él he podido ver nuestra relación con las plantas, su poder de congregar y producir comunidad, colocarnos en otras escalas y dimensiones temporales, replantear nuestra relación antropocéntrica con otras especies, explorar el espacio público desde su organización, mutación y, sobre todo, su entramado emocional y afectivo y muchas más vivencias de amistad y arte compartidas a través de este proyecto y otras colaboraciones de escritura, libros, entrevistas y presentaciones.
# “Un centro de investigación en un jardín público” Pista de Daniela Lieja Quintanar 4
¿Qué es lo que le ocurre a este “nosotros” en tiempos de calamidades (pandemia, empatía forzada: estoy en el lugar del(a) otro(a) sin pedirlo; la seguridad e inmunidad no son ahora unos asuntos individuales, sino colectivos), guerra, incertidumbre, violencia política o económica, desamor y abandono? Me sucede a mi, pero a la otra también. En el contexto de la globalización neoliberal, yo nunca más me salvo sola.
Esta misma globalización, por promover el tránsito libre de capital y mercancía, por tanto, mano de obra, ha desestabilizado los estados y fronteras nacionales (ya de por sí artificiales y obsoletas) con grandes movilizaciones de la población, provocando la desigualdad social con bases raciales y étnicas, discriminación salarial y laboral de lxs migrantes, explotacón y condición de ilegalidad de seres humanos que emigran sin encontrar un lugar mejor. Me sirve un ejemplo: “Las mujeres que huyen a través del Mediterráneo no son nunca víctimas de un solo verdugo: huyen del patriarcado, de los conflictos, de sus mismos reclutadores y de la industria del sexo, de los traficantes, y no menos importante, del régimen de las fronteras europeas que, impidiéndoles la fuga, quisiera ligarlas a su condición de víctimas.”5
¿Qué le ocurre a este “nosotras” en los entramados urbanos con sus reglamentos obvios y poderes invisibles, sus espacios de consumo y espectáculos obscenos del capitalismo? ¿Cómo hacer esferas públicas, burbujas, aunque sea, espumas de comunidad, cooperación y empatía genuina dentro de la máquina?
Por todo esto intentamos desarrollar un Centro de investigación en un jardín público; apoyamos la “Oficina del bordado documental” en las plazas; aprendimos de las personas deportadas de Estados Unidos; por nuestra cada vez más palpable condición de “esclavos” de la máquina, fuimos a la cárcel a hacer arte… Y ahora, buscamos reconocer que existe y funciona la red de resistencia; queremos y trabajamos en potencializar este espacio de “Intergalacticx”.
4 Nos conocimos en un taller que compartí sobre la seguridad versus movilizaciones políticas en el espacio público que denominé “Demofobia”. Posteriormente coincidimos en Lugar cero para seguir significando y construyendo espacios creativos de pausa dentro del espacio público. En este proyecto Daniela Lieja Quintanar se encargaba de un Centro de investigación y organizaba presentaciones, charlas y entrevistas en las plazas del Centro Histórico de la Ciudad de México; además de realizar co-curadurías, asesorías, textos y montajes nocturnos con el resto del equipo. Su postura crítica fresca, su rebeldía, su energía de cooperación y la gran amistad me han motivado a lo largo de mis muchos años ya en México.
5 Rigo, Enrica. “¿Qué clase de asilo? Mujeres y protección internacional en la crisis de las fronteras europeas” en De lo filosófico a lo social: las facetas de la migración en el contexto de la globalización de María del Socorro Castañeda Díaz. Desacatos, México, n. 59, abr. 2019. Accedido: 17. 09. 2020.
# “Bordar: los que se quedan” Pista de Roger Adam 6
Así dice Julia Kristeva: “Al pasar una frontera (o varias), el extranjero ha transformado sus desasosiegos en barricada de resistencia, en ciudadela de vida. De haberse quedado en su tierra, quizás habría sido un marginal, un enfermo, un fuera de la ley… Sin hogar, por el contrario, propaga la paradoja del comediante: al multiplicar las máscaras y los “falsos yo”, nunca es totalmente verdadero ni completamente falso. (…) El extranjero, establecido en sí, carece de sí. Apenas tiene una seguridad vacía, sin volar, en torno a la que giran sus posibilidades de ser continuamente otro, a merced de los demás y de las circunstancias. Yo hago lo que quieren, pero no soy “yo”, “yo” está en otra parte, “yo” no pertenece a nadie, “yo” no me pertenece…¿existe “yo”?” 7
Punto fino de bordado del “yo”: se toma prestado y se presta, se hace y re-hace pieza a pieza, ensayo y error, incesantemente.
6 Otro gran amigo catalán. Hicimos un libro juntxs en el cual Roger Adam me ayudó a resumir varios proyectos de muchos años, todos sus procesos, montajes, investigaciones, itinerancias. Me enseñó a hacer paella, a bailar y cantar con Acid Arab, me llevó a la Biblioteca Social Reconstruir, un acervo cultural anarquista en México, entre muchas otras colaboraciones y experiencias. Me sigue regalando su paciencia, cariño, hospitalidad y su brillante sentido del humor.
7 Kristeva Julia. Extranjeros para nosotros mismos. Plaza&Janes Editores, Barcelona, 1991. p.17.
# “Estrella de cinco puntas y ojos rojos”, Pista de Valeria Caballero 8
пиoнири мaлени. En los primeros años de la escuela, en la Yugoslavia socialista, nos aplicaban la regla: ‘una semana, el alfabeto cirílico, otra, el latino’. Escrito a mano todo. No lo niego, se me cruzaban los cables, porque algunas letras me gustaban más en cirílico, otras en latino y deseaba verlas juntas. Mi letra š se veía mejor como ш, o la h como х. Pero no era cuestión de gusto propio, sino de unas reglas autoritarias del lenguaje. Otros reglamentos: nuestros uniformes de pequeños pioneros quienes le cantaban canciones de amor al mariscal Tito (‘camarada Tito, violeta blanca, a ti te ama la juventud entera, camarada Tito, violeta azul…’) eran someros pero sin errores: falda/pantalón azul marino, camisa blanca; en el cuello, pañuelo rojo brillante, y en la cabeza, gorro azul marino con una estrella roja pentagonal. Así vestidos, hacíamos un cuerpo colectivo que reflejaba ‘nuestra’ bandera. En las coreografías escolares, yo era un punto más, a veces parte de la franja azul, a veces, la roja. (Tristemente, nunca me tocó el amarillo de los rayos que franjeaban la estrella). No podía comprobar con mis ojos en qué parte estaba dentro de la figura revolucionaria hecha de nuestros cuerpos, pero me habían adiestrado a creer que alguien desde arriba contemplaba el cuadro completo. En una ocasión, después de largas horas de ensayar al sol vivo un espectáculo a propósito del cumpleaños del gran Camarada, me desmayé. Mi punto desapareció alterando el cuadro completo. Qué vergüenza! Que bonito. Fue mi primera no-colaboración con el sistema (involuntaria y, tal vez, con un propósito secreto de mi inconsciente).
Sin embargo, hasta hoy siento (con una ambigüedad obvia) la estrella roja de cinco puntas, que ha marcado mi frente durante toda la infancia. Valeria lo sabe, lo hemos conversado en muchos proyectos; en algunos, hemos jugado y subvertido sus significados.
8 El primer encuentro y el inicio de una colaboración múltiple y fructífera con Valeria Caballero fue en Casa Vecina (Ciudad de México) cuya orientación fue generar proyectos comunitarios en conjunto con lxs artistas de distintas latitudes del mundo. Posteriormente, Zonas de obra, y luego fundamos Aguazal Producciones (Valeria Caballero, Aisa Serrano y yo) cuya primera línea de trabajo ha sido explorar las posibilidades de arte desde diferentes capacidades, retomando conocimientos, sensibilidad y creatividad de las personas con discapacidad. En este contexto producimos una radionovela, visitas a museos a ciegas, textos a cuatro manos y trazamos algunos proyectos rechazados, que nos siguen gustando mucho. Valeria es fotógrafa; mediante sus imágenes me ha enseñado la belleza de transición entre blancos y negros; y me ha brindado siempre con generosidad un enorme sustento emocional.
# “Los nombres de las estrellas” Pista de Irene Dubrovsky 9
Mientras indago y hago mapas por algunas ciencias “apócrifas”, entre Giordano Bruno, Julio Fírmico Materno (¡que nombre!), María Magdalena, Elena o Eleno de Céspedes; entre trans, conversos, brujas y otros pensadores subversivos cuyos cuerpos y sabiduría ardieron en plazas públicas de la Europa vergonzosamente más “avanzada”, me pregunto: ¿qué rumbo hubiéramos tomado si, al enseñarnos en las escuelas el teorema de Pitágoras, también nos hubieran hablado de la doctrina pitagórica de metempsicosis, es decir, de la trans-migración de almas (las almas son viajeras, peregrinas, migrantes, de un cuerpo a otro, de una especie a otra), a causa de la cual hay un parentesco entre todos los seres vivos? Cuentan las voces de la tradición que Pitágoras (cuya escuela se identificaba con la estrella de cinco puntas), que al pasar en una ocasión junto a un cachorro que estaba siendo maltratado dijo: “cesa de apalearle, pues es el alma de un amigo la que reconocí al gritar.”
Sigo mapeando y me encuentro con un dato astrológico del momento presente: el planeta Urano estará en el signo de tauro hasta el 2026. Esto significa, en una imagen: las raíces al aire de un árbol arrancado; el árbol invertido. O mejor: las plantas que crecen en antenas, cables eléctricos, tejados; las plantas aéreas.
Así nosotrxs, confinadxs, y a la vez, migrantes todxs.
9 Algunas coincidencias nos han puesto en contacto con nuestras raíces errantes y lenguas maternas olvidadas; las hemos buscado en mapas astrales, lenguajes codificados, amores perdidos por los caminos, vidas clandestinas. Irene Dubrovsky vivió sus primeros años en Hungría, es argentina y “naturalizada” mexicana. Ella me ha enseñado, de una manera discreta, cómo se alimenta, expande y sostiene un vínculo de amistad.
# Investigación que no pude terminar para algún proyecto imposible
Después de la guerra de Bosnia en los 90´ del siglo pasado, las violaciones fueron reconocidas por primera vez como un arma de guerra, empleada para limpieza étnica y genocidio.
La estrategia de la llamada “limpieza étnica” en los territorios ocupados por parte de los paramilitares serbios (ahora, unos veteranos de guerra, viejos y abandonados) consistía en exterminar a los hombres musulmanes y violar a las mujeres y niñas musulmanas. Se le llamó “el genocidio por procreación”: en campos de concentración las mujeres fueron violadas sistemáticamente durante un tiempo prolongado para concebir y dar a luz a los hijos de sus violadores, asegurando así, según la psique criminal y abismalmente patriarcal, que engendrarían hijos serbios. Creían que los vientres femeninos eran una extensión de la tierra que habría que ocupar y asaltar.
Las violaciones masivas fueron presentes como arsenal bélico del patriarcado militarizado en todas las guerras; sin embargo, en este caso, fueron utilizadas como una maniobra estratégica del genocidio.
Las y los hijos del enemigo violador tal vez vivan ahora en Bosnia; tienen alrededor de 25 años.
# “En planos dislocados que hacen un pedacito de espacio cotidiano donde siempre estás”. Pista de Michelle Aguilar10
En los espacios públicos, privados, íntimos, anónimos o cotidianos “solo hay redes de resistencia, que son las redes de complicidad”, dice Deleuze en su Abecedario, en la parte que corresponde a la letra R como “resistencia”. No recuerdo bien, pero creo que también ha dicho algo como: “El territorio vale en relación a un movimiento por el cual se sale de él. No hay territorio sin un vector de salida, sin una desterritorialización”.
Una colaboración es la posibilidad de construir un territorio temporal tejido y bordado de estas redes. Y de construir su salida. De poder desterritorializarse.
Aunque se suele decir “colaboración”, no es solamente co-laborar, sino también y sobre todo, co-accionar, co-afectar, co-existir. Por eso no puede ser una mera estrategia (pericia, maniobra, táctica) artística, no puede ser un premeditado hecho del extractivismo cultural (apropiación de algún bien comunitario, de las historias de vidas ajenas, de los rasgos, lágrimas y amores exóticos llevados a las galerías), sino es la creación constante, por ensayo y error, de unos modos nuevos de vivir juntxs. La desterritorialización del “yo” (es un peligro, es una necesidad) y su desdoblamiento frecuente en un “yo” comunitario, un “nosotrxs”.
La identidad con su vector de salida a la alteridad.
10 Lugar_cero fue nuestra primera colaboración grande. Para tal proyecto, Michelle Aguilar Vera desarrolló e implementó unos “Talleres vivenciales” que se hacían en el “Jardín radial” que instalamos en el espacio público del Centro Histórico de la Ciudad de México; también se desempeñó como co-curadora, asesora, artista, fotógrafa, escritora, participante en los montajes nocturnos en las calles. Gran amiga quien ha ayudado a que el idioma castellano sea un espacio lúdico y familiar para mi y quien me da la certeza de que en su casa y su afecto siempre hay un refugio.
# “Allí seguimos colaborando sin tú saberlo”. Pista de Helena Fernández-Cavada11
”Estamos unidos unos con otros. Esta no es siempre una experiencia alegre y feliz”, nos recuerda Judith Butler sobre un hecho obvio. En este “entre” de la unión de unos y otros, aunque parezca estrecho, todavía hay un espacio suficientemente amplio para teñirlo y dibujarlo de diferentes colores y formas. Colaboramos. Conversamos. Construimos juntas tiempos y atmósferas. Simbiosis, asociaciones, dependencias. Siempre hay algún(a) otro(a), quien me enseña, ayuda, cuida o participa en la realización de mis ideas, que luego, ya dejan de ser mías. Nuestras obras (y a menudo, pensamientos y sentimientos) son colectivas inevitablemente. Mediante la exposición a los vínculos, nuestra porosidad, apertura, temporalidad o ausencia de control, nos evidencian el carácter vulnerable de la existencia. El círculo se cierra y da un giro de vuelta: sabernos vulnerables requiere reconocernos dependientes y ligados al otro(a), un ser a la intemperie, porque está fuera de sí (un techo desmontable, en cada esquina del camino, un hogar provisional) y su apertura ontológica lo empuja a esbozar su identidad a través de la alteridad. Este carácter relacional de nuestra existencia, al reconocerse y potencializarse mediante las prácticas creativas e intencionales, se torna un programa político-afectivo de producción de comunidades y redes de conexión basadas en el reconocimiento del otro, de la mutua protección, responsabilidad, colaboración, interdependencia, construcción de un tiempo en común de conversación e intercambio, agradecimiento.”
(Un fragmento del texto que escribí para la exposición Hey you, out there in the cold. Tell them I got up and went for a walk de Helena Fernández-Cavada en Krognoshuset Lund, Suecia, 2019.)
11 Conversaciones, textos, interpretaciones del I Ching, entrevistas, presentaciones, edición de un libro, un taller sobre la diversidad biocultural, estallidos de carcajadas, calditos reconfortantes en las madrugadas; son incontables las ocasiones de coincidir estética, política y afectivamente con Helena Fernández-Cavada. Ella me ha regalado la profundidad de comprensión del tiempo; la oportunidad de leer la conmovedora correspondencia con su madre; el cuidado, la nutrición y sus procesos, como lo hace la tierra.
# “Primero los orgasmos, después la verdad, al final el amor”. Pista de Mireia Sallarès12
No sabía qué decirle sobre mis orgasmos; mucho menos, cómo contestar la pregunta sobre la sexualidad de mi madre y si había experimentado orgasmos. Sin embargo, recordaba muy bien que mi madre me hablaba frecuentemente sobre otro tema que ahora llama mi atención: que alemán era mi “lengua materna”. Un misterio este asunto del idioma de mis ancestros que mi madre no me enseñó a entender ni hablar. Entonces, pienso, mi lengua materna es como una nebulosa guardada entre las capas de mi existencia, nunca alcanzada, utópica. Migré del vientre materno a una tierra centro-europea inestable y mis primeras palabras pronunciadas (en serbocroata o serbio, como se le llamó después) fueron en una lengua extranjera. Escribí sobre algo parecido en “Notas para un diccionario de infiniciones de amor“, publicado en Kao malo vode na dlanu, proyecto sobre el amor en Serbia de Mireia Sallarès:
“Está después ese otro abismo que se abre en el cuerpo y lo que ha sido su interior: está el abismo entre la madre y el hijo. ¿qué relación hay entre yo, e incluso más modestamente entre mi cuerpo y ese pliegue-injerto interno que, una vez cortado el cordón umbilical, es otro inaccesible?”13 La matria es el lugar interno de partida, sin coordenadas geográficas, sin ciudades ni paisajes; el primer sonido de la lengua materna; pero también, es la condición permanente del destierro y del exilio del propio cuerpo, de la propia lengua. Aun así, con el dolor y el abismo del exilio incluidos, dicen erradamente, el amor incondicional…
Frecuentemente se me olvida lo que he tenido que aprender desde pequeña; por ejemplo, sobre la fuerza de gravedad de las palabras (una pensaría que la palabra no tiene que ver con esas leyes de la materia) y a veces, las hago muy pesadas. Todavía no ordeno bien la historia de aquella bisabuela: justo cuando la primera gran guerra, algún ejército de por allá había movilizado a su recién marido; ella tenía 19 y un vientre cada vez más voluminoso… Posteriormente, a la intemperie, (campiña eslava, al fondo, sonidos de algún bombardeo lejano), parada y apoyándose en un nogal, parió sola. Un par de años después, abandonó la esperanza de volver a ver a su esposo (mi ancestro de rostro inexistente), decidiendo que el único hombre a su lado iba a ser su hijo. Era él su centro y su mundo. Cada vez que sentía alguna amenaza hacia su vástago, arrojaba esa palabra grave que pocos entendían a su alrededor, porque hablaba un alemán arcaico, rabioso. Yo no quise creerlo, me daba miedo aceptarlo, pero mi última zambullida en los archivos y fechas familiares, lo ha confirmado: su palabra de venganza, la maldición hecha del dolor de una mujer abandonada, del amor incondicional de una madre herida, tuvo un poder mortal.
Y no sé qué hacer con tanta densidad que de pronto hago en mi “lengua materna”, no únicamente en las palabras, sino también entre ellas, que sólo espero el soplo del viento para que aligere su paso.
Mi participación en “Amor en Serbia” (el título se transformó en “Como un poco de agua en la palma de la mano”) comenzó poco después de la muerte de mi padre. Lo lloré (sin testigos, a escondidas) en cada paso que dimos por el terruño, lo que me nublaba, entorpecía o esclarecía los encuentros. En la última fase del proyecto de Mireia, también nos dejó mi madre. Me acuerdo, mientras la cuidaba y escuchaba las palabras maternas desarticularse, mientras lavaba sus piernas y sus manos gélidas, mi cuerpo, que no será madre, se desgarraba menstruando: largas horas de dejar ir lo que ya no es mío, lo que ya no podrá ser.
El amor es también para los que nos dejan irremediablemente”.
12 Imposible contar las numerosas ocasiones de colaborar con Mireia Sallarès. En México (“Las muertes chiquitas” sobre los orgasmos de las mujeres y la violencia), en Venezuela (“La verdad se escapó desnuda”, de las verdades políticas, filosóficas, cotidianas), en los balcanes (“Kao malo vode na dlanu”, un proyecto sobre el amor que partió de Belgrado, Serbia y se expandió a Bosnia, Macedonia, Kosovo, Croacia); diferentes textos (algunos a cuatro manos), presentaciones, entrevistas, viajes, contarnos e interpretar los sueños… La amistad que construimos a lo largo de nuestras andanzas y años compartidos ha sido profundamente transformadora para mí, en todas las dimensiones.
13 Kristeva, Julia. “Stabat Mater” en Historias de Amor. Siglo XXI Editores, México, 1987. p.244.
# Desmoronamiento de un país. Pista de Yugoslavia
Nos acechaba la guerra. Muchas armas, poco alimento. Excesos de miseria y exacerbaciones nacionalistas. Desde afuera, un embargo económico impuesto por casi dos terceras partes del mundo, mientras dentro del país (se llamaba Yugoslavia todavía), toda la producción fue volcada a las necesidades bélicas. Aún hoy no puedo entender la velocidad con que se convertían las fábricas de azúcar, por ejemplo, en fábricas de artículos militares. Yo vivía en Subotica, una ciudad en la frontera con Hungría. En aquel entonces, por altos niveles de suicidio, los húngaros tenían prohibida la venta de bebidas alcohólicas, mientras de nuestro lado, a pesar de todas las carencias, el alcohol no nos faltaba. Por tal circunstancia, nosotras empezamos a dedicarnos al contrabando. Las mujeres muy jóvenes no levantábamos muchas sospechas. Escondíamos unas botellas de alcohol puro en diversos recovecos del coche y cruzábamos la frontera. Dos amigas, rostros inocentes, salvo los pasaportes, casi no nos revisaban. El negocio ya estaba armado: apenas al cruzar, en Hungría nos esperaba una multitud de compradores y la transacción clandestina fluía sin trabas. Con el dinero ganado por la venta del alcohol, comprábamos azúcar, aceite, café, el alimento que en casa no había. Posteriormente, compartíamos esos artículos conseguidos de contrabando con la familia, entre amigxs. Un auténtico acto criminal de colaborar por la supervivencia.
Después de cruzar así múltiples veces, en alguna ocasión se desvaneció nuestra “inocencia” frente a los ojos del control fronterizo. Nos revisaron todo: mientras nos desmontaban el coche, empezaron a salir a la luz, una tras otra, 30 o 35 botellas sospechosas. Nos confiscaron todo, no nos dejaron cruzar la frontera y además, nos pusieron una prohibición de entrada a Hungría por 3 años. Con la misteriosa palabra húngara ¡tiltott! quedó sellado nuestro pasaporte.
# “Tocar sostener” Pista de Julian Monroy14
Dentro del proyecto sobre el amor en Serbia colaboré en Belgrado con la asociación “Maestro Ignorante” (Ucitelj Neznalica), una plataforma de auto-aprendizaje creada en 2011 que se dedica a asesorías legales, políticas de la memoria, cooperativas, revisión de acontecimientos sociales críticos, conformación de un archivo de libros y textos del humanismo yugoslavo, etc. Se involucran específicamente con diversos sectores de la población que han sido vulnerados, como por ejemplo, los veteranos de las guerras sucedidas a lo largo de los años 90 en diferentes territorios de la ex Yugoslavia; su estatus como “veteranos” legalmente no existe puesto que el estado serbio no reconoce (descaradamente) haber participado en tales conflictos bélicos; por lo que los antiguos soldados (generalmente con graves problemas psicológicos y económicos) no tienen ningún apoyo del gobierno serbio. Otro proyecto importante que lleva a cabo esta asociación es el asesoramiento legal a los antiguos trabajadores en las fábricas que eran de propiedad colectiva (sistema socialista yugoslavo contemplaba la propiedad colectiva, la estatal y, en menor medida, la privada); estos trabajadores, a causa de la política de privatización (transición salvaje al capitalismo) iniciada por el gobierno serbio después del desmoronamiento de Yugoslavia, perdieron sus fábricas, su trabajo y a veces, hasta sus viviendas. Frente a ello, se han atrevido a denunciar el estado por dichas privatizaciones en las cortes internacionales por delito de “tráfico de personas”, puesto que consideran que ellos mismos también fueron vendidos junto con las fábricas y sus máquinas.
Las luchas locales se reconocen y se sostienen; porque aunque sean locales, de esto nadie se salva. Con todos ellos queríamos hablar sobre el amor; les propusimos un debate que partía de las preguntas: ¿Qué relación hay entre el amor y el trabajo? ¿Podemos establecer relaciones laborales y amorosas fuera del marco del funcionamiento capitalista? El propósito fue construir reflexiones y propuestas colectivamente.
Para tal ocasión, Mireia y yo escribimos: “Tanto el amor como el trabajo nos ponen en contacto con la cuestión de propiedad. Ya desde hace mucho resuena la pregunta si podemos amar a alguien o algo sin poseerlo. Que el amor se escapa a esta lógica capitalista de practicar los vínculos, nos recuerda la afirmación de Lacan: el amor es dar lo que uno no tiene a alguien que no lo necesita. O de Nancy: “El amor es llenar mi vacío con otro vacío”. El amor opera de una manera paradójica y asimétrica: no hay transacción calculable, no hay intercambio simétrico posible, puesto que no se intercambian las propiedades. Podría decirse, una se da a sí mismo, pero una tampoco se posee plenamente a sí mismo. Es el cortocircuito que el amor hace con el sistema de relaciones capitalistas, el cual nos condiciona y obliga a entendernos como propietarios de nosotros mismos y propietarios en relación a los demás. Porque aquí el cálculo de los valores mercantiles se vuelve absurdo: la fuerza potencial y productiva del amor (y del trabajo también), no se inscribe en ningún orden de posesión y transacción. En un sistema de la propiedad colectiva de la Yugoslavia socialista, que practicaba las formas de autogobierno de los trabajadores, ¿qué valor tenía y en qué se basaba el concepto de amor?”
14 El arte (y la vida en general), a parte de grandes investigaciones y creatividad, está hecho de actos concretos. La organización, los cronogramas, las citas con las autoridades, los permisos, las conversaciones, los acuerdos y la repartición de tareas; todo esto sostiene los procesos creativos y los hace operantes. Y después, las repercusiones concretas: rozar las experiencias, tocar al(a) otro(a), invertir puntos de vista y, sobre todo, reconocer y sostener las luchas urgentes. Todo esto he aprendido de Julian Monroy quien se encargó de administrar y ayudar en la concreción de varios proyectos de arte público de Lugar_cero.
# Anhele-Helena Pista de un amor utópico
Si te enamoras, es como cuando cruzas la frontera a pie e ilegalmente: del otro lado siempre hay un extranjero y un u-topos, con sus pros-contras, atención-distracción, gravedad-levedad. Pero tú deseas, lo deseas. Asombrosamente, se instala el escenario con floripondios, luna creciente (“croissant”, te dice él) y una rocola de fondo.
Traduces, te guían un poco, te sueltan. Te pierdes. Agarrada a la burbuja insostenible de tu emoción, extranjera a ti misma. Se expande y se rompe tu corazón en cincuenta mil burbujitas. Espuma. Y no es que esto sea un melodrama burgués (a pesar del escenario arriba mencionado): no entendiste, no te entendieron, te resbalaste y se cayó el corazón. Se hizo espuma en un lugar imposible, ¿qué se puede hacer?
Anhelé15 tanto, piensas, el imposible enraizamiento, cuando el anhelo (de anhelare, “respirar con dificultad”) también es, como dice Julia Kristeva, de “establecerse en sí misma”. Y seguirás amándolo -lejano, escondido en su cabaña- porque sabes que “el encuentro equilibra el errar”.15 En el cruce de dos alteridades (concretamente: tu voz en su oído, su beso en tu vientre), en ese lugar de “entre”, en el encuentro, está la transformación tuya y la de él; tu amor utópico y tu exilio de nuevo.
15 Kristeva, Julia. Extranjeros para nosotros mismos. Plaza&Janes Editores, Barcelona, 1991. p. 19.
# Pista de Kati Horna
Cuando nació en 1912, el país se llamaba Imperio Austrohúngaro y ella, Katalin Deutsch. Posteriormente tomó prestado el apellido Horna y las nacionalidades húngara y mexicana. Más anarquista que surrealista (como suelen etiquetarla en México), fotoreportera de la guerra civil española desde el lado de los más afectados: mujeres, niños y ancianos. El archivo de sus 500 negativos (tomados entre 1937 y 1938) perteneciente al Sindicato anarquista, viajó de Barcelona por Francia e Inglaterra para llegar a Amsterdam. Archivo migrante. Por su parte, ella huyendo de la invasión nazi, se llevó al exilio en México, en una pequeña caja de hojalata, unos 250 negativos más. Hace unos años, 5 o 6, no recuerdo bien, se dieron a conocer todas estas imágenes. Y ella ya no estaba.
Me hubiera gustado colaborar con Kati Horna. Hacer una exposición interminable de múltiples pechos hinchados, redondos, negros, rosados, amamantando; y también, sobre la generosidad de la ubre de todas las vacas, cabras y ovejas del mundo.
Para tal proyecto, entre mis notas, tengo apuntada una cita de Danilo Kiš: “Que la glándula sea, y la glándula fue. Que la leche fluya, y la leche fluyó por la boca pulposa del pecho. Salvar la vida con el boca a boca. Una especie de ración de rancho militar enriquecida por un procedimiento especial con todos los elementos necesarios para el organismo (así queda resuelto el problema del transporte y se simplifica el de la alimentación).”
# “Este tránsito no es una jaula” Pista de Elizabeth Ross16
En algún aeropuerto:
-Helena Braunštajn, ¿de dónde es?
-De Serbia.
-¿Y por qué este pasaporte?
-Porque es mío. Sigue vigente, ¿no?
-Pero es de Yugoslavia y este país ¡ya no existe!
-Yo no tengo la culpa. Usted no me puede negar que este documento siga siendo válido.
-Pues sí, por la fecha…Pero en lugar de este país ahora tenemos muchos; hay pasaportes de Serbia y Montenegro, Croacia, Eslovenia…¿De dónde es usted exactamente?
-Soy de Yugoslavia. Aunque ahora se llame Serbia y Montenegro, es probable que pronto cambie de nombre nuevamente. Estamos desmoronándonos, abismándonos, usted comprenderá…
-No estoy aquí para comprender sus problemas. Por favor, salga de la fila y espéreme un momento. Necesito consultar, porque al parecer usted es una viajera indocumentada.
-Sí, puede ser… Mi vuelo sale en 15 minutos. Espero alcanzarlo.
16 Nos unen muchas colaboraciones afectivas, en algunas ocasiones, también laborales; tránsitos por diversas etapas de la vida, carnavalización de vejez, menopausia, mudanzas, incertidumbres… Siempre acompañadas del feminismo, los actos creativos migrantes y la lucha por no amoldarnos a las jaulas. Como parte de su proyecto artístico “Transvase territorial”, Elizabeth Ross me realizó una entrevista donde hablé, quizá por primera vez públicamente, sobre un amor que me salvó la vida. Literalmente.
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Helena Braunštajn Su formación profesional incluye estudios de ingeniería civil (Serbia, ex-Yugoslavia), Lic. en Arte (Universidad del Claustro de Sor Juana, Méx.) y Mtra. en filosofía (UNAM). A través de la docencia, investigación y curaduría, se ha especializado en el arte y la cultura contemporáneos, con énfasis en los proyectos de creación comunitaria, colaborativos y arte público. Ha colaborado en diversas publicaciones especializadas y varios proyectos artísticos (por ejemplo, “Las muertes chiquitas” y “Como un poco de agua en la palma de la mano (Proyecto sobre el amor en Serbia)” de Mireia Sallarés, etc.). Como curadora se ha desarrollado principalmente en proyectos de arte público, destacando Lugar_Cero, el cual consistió de diversas intervenciones en el espacio urbano a lo largo de varios años. Dirigió Casa Vecina desde 2015 hasta su cierre en 2018; actualmente es co-curadora de Aguazal Producciones, una plataforma de investigación y producción de arte en conjunto con diversas comunidades y desde diferentes (dis)capacidades. A parte, colaboró en el Programa Comunitario de la Secretaria de Cultura Federal (2019), desarrollando asesorías y talleres en el programa “Territorios de Paz” en zonas con violencia en distintos municipios de la República Mexicana. Ha publicado la investigación El mapa del Centro Histórico: territorios imaginarios FCH, México, 2008.; también, ha sido editora de Lugar_Cero. Reflexión polifónica sobre el arte y la ciudad. FCH, México, 2012. Para Ediciones Manivela escribió el ensayo “Arte público. Algunas reflexiones ” del Tomo 6 ¿Dónde se exhibe y resguarda el arte? Para “Intergalacticx: against isolation/contra el aislamiento” de LACE, Los Angeles Contemporary Exhibition, realizó el mapa escrito que se titula “Genealogía de colaboraciones: archivo, mapas, reciprocidades”.
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